MULTAS HACIA EL MÁS ALLÁ


Hay multas plenamente identificadas en la mente del (presunto) infractor, que ve romperse la ilusoria tregua administrativa al tiempo que rasga el sobre. También las hay sorpresivas, que desatan el sobresalto entre sudores fríos al constatar en el buzón de casa la presencia de una misiva de tan denostado remitente. En esta última categoría cabría incorporar a María José Hernández y, sobre todo, a su madre, Carmen Robles, receptora de tres sanciones de tráfico en cuatro años. No pasaría de una mala racha si no fuera por el significativo matiz de que la señora Robles nunca tuvo carnet de conducir, ni vehículos a su nombre. Y sobre todo, antes de suspicacias sobre acciones ilegales, con... Consulta este artículo completo en el Periódico

Publicar un comentario

0 Comentarios